Colombia impulsó en la COP30 una ofensiva diplomática para que la comunidad internacional acordara una hoja de ruta que marcara la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, propuesta que la ministra Irene Vélez presentó como una respuesta urgente a los crecientes impactos de la crisis climática. El país buscó que las partes adoptarán metas claras, cronogramas y compromisos diferenciados, evitando que el debate se diluyera en expresiones ambiguas. La iniciativa recibió el respaldo de Alemania, Kenia y Reino Unido, mientras Colombia dejó planteado el camino hacia la Conferencia para la Eliminación de Combustibles Fósiles que acogerá en abril de 2026.
